El uso y regulación de los teléfonos móviles es cada vez más una cuestión de Estado. Lo que empezó como un movimiento de padres descontentos en el Poblenou barcelonés se ha extendido por todo el país. La iniciativa fue concebida con el objetivo de crear un grupo de difusión donde compartir preocupaciones y noticias acerca del uso del móvil en menores. Todo escaló rápidamente, y como cuentan algunos miembros, en pocos días ya se habían alcanzado los 1000 participantes. Empezó en el barrio del Poblenou, y fue brotando por la ciudad. De ahí se expandió a poblaciones vecinas, después a Cataluña y ahora se contabilizan grupos en más de 11 comunidades.
Obligados a actuar
El revuelo fue tal que la Generalitat se vio forzada a intervenir, no se podían permitir otra patinada como la de las PISA. A partir del próximo curso escolar los alumnos de infantil y primaria tendrán vetado el uso de teléfonos. En secundaria la prohibición será parcial, solo se podrá usar con fines educativos, no en el recreo. Las medidas del ejecutivo han generado aún más polémica, unos se quejan de que con ellas no se resuelve ningún problema y, de hecho, muchas de las medidas ya estaban en vigor. Mientras, otros no entienden por qué la Generalitat tiene que inmiscuirse en decisiones que, consideran, deben tomar los padres de cada niño.
Hace unos días el editorial de ‘el Periódico’ planteaba una pregunta acertada. ¿Cómo van a ser las escuelas e institutos los encargados de enseñar a usar la tecnología de manera segura y moderada, si serán los únicos lugares donde no se use? Esto hace también que indirectamente retrocedamos algunos años, y es que a partir de setiembre para muchos alumnos el colegio volverá a ser ese aburrido lugar donde van de nueve a cinco, y su casa, será ese oasis de paz y tecnología el resto del tiempo. Sin embargo, será complicado que sean los propios adultos quienes limiten el uso de los teléfonos móviles, ya que ellos son los primeros que tienen una adicción y necesidad de usarlo.
‘Ley Seca’
En mi opinión, creo que la imposición de una ‘Ley Seca’ no es la solución, y que haríamos mejor en adoptar otras respuestas al problema. Por ejemplo, en Finlandia parte del trabajo de los profesores es educar al alumno en un uso correcto de su teléfono, y mal no les va.
Guillem Varela
Deja una respuesta